Nuestra vida acelerada y la invasión de anuncios publicitarios a donde quiera que volteamos nos han hecho abusar de la comida “chatarra”, que no nos nutre para nada, sino que sólo nos “llena” temporalmente en lo que volvemos a comer más chatarra, lo que nos ha llevado en muchas ocasiones a sufrir sobre peso y obesidad.
La práctica de Yoga nos permite conectar con nuestro cuerpo, pues las posturas requieren que pongamos atención a cada movimiento que hacemos y a cada sensación que nos provoca, lo que, con la práctica constante, nos permite aprender a escucharlo y nos hace más conscientes de los alimentos que en realidad necesitamos, con lo que se abre ante nosotros un abanico de posibilidades de comida saludable y nutritiva que se nos empezará a antojar naturalmente.
Breve confesión sobre mi antigua alimentación…
Yo llegué a tener sobrepeso porque tenía una adicción a las harinas y las azúcares procesadas, en particular a las galletas.
Mi práctica constante de Yoga me permitió incrementar el amor hacia mí misma, lo que me ayudó a disminuir el consumo de galletas paulatinamente y, aunque los primeros días fueron difíciles, la meditación y las posturas me ayudaban a mantener la promesa que me había hecho de dejar de comerlas en exceso. Después de pasar este proceso de desintoxicación me di cuenta de que me sentía más feliz, más ligera y con una mente clara, pues en realidad no necesitaba comer esa enorme cantidad de galletas y ni si quiera lo quería, sino que era adicta a ellas.
Ahora puedo comerlas felizmente, sabiendo que sólo voy a consumir las que realmente quiero sin sobrepasar una porción adecuada.
Es muy importante mantener una dieta balanceada, pero cuidando no tener prohibiciones.
Cuando practicas Yoga, aprendes el ser compasivo contigo y vas desarrollando la flexibilidad que necesitas para encontrar tu equilibrio y poco a poco, de manera armoniosa, llegar a tu peso ideal y saludable. Uno de los preceptos morales del Yoga es Ahimsa, que significa no violencia (“A” es no y “himsa” violencia o muerte). Este precepto nos invita a elegir de manera más sabia nuestros alimentos y el practicar las posturas de Yoga nos lleva a vivir un proceso natural en el que, poco a poco, al escuchar nuestro cuerpo, cuando estemos frente a comida chatarra o vacía ya no nos apetecerá.
Al ser el Yoga una disciplina holística, todo influye. Cuando comes adecuadamente te es más fácil llegar a las posturas y estar en el momento presente y cuando comes algo que no te está nutriendo y no necesitas, hacerlas se dificulta más, lo que no te permite disfrutar el momento de yoga o tu práctica.
Así se crea un círculo virtuoso, en el que hacer Yoga te lleva a escuchar a tu cuerpo, escuchar a tu cuerpo te lleva a comer con gusto lo que realmente necesitas sin prohibiciones exageradas, comer lo que te nutre te hace sentirte mejor y facilita la práctica de Yoga, y el ciclo se repite.
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