La vida actual parece exigirnos que siempre andemos con prisa y que estemos pendientes de asuntos y situaciones externos a nosotros, con lo que olvidamos que nuestro cuerpo es el vehículo que nos permite disfrutar de las maravillas de este planeta. Esta situación nos lleva a abusar de los medicamentos para poder “anestesiar” nuestros dolores mientras continuamos con nuestras prisas y seguimos preocupándonos de todo lo que nos sucede, nos afecte o no.
¿A poco nunca te ha pasado que tienes un moretón de repente y no sabes cómo ocurrió?
Esto sucede porque vamos tan en “piloto automático” que a veces perdemos la consciencia de lo que nos ocurre. Hemos olvidado cómo escuchar a nuestro cuerpo. Esto es aprovechado por los vendedores de analgésicos, medicinas y demás, quienes nos convencen fácilmente de que es “normal” que suframos y que si adquirimos lo que ellos nos ofrecen sufriremos un poco menos. Pero no es así.
Nuestro cuerpo sabe lo que le pasa y, más importante aún, puede decirnos cómo sanarlo. Yoga nos sirve para entender cuando nuestro cuerpo nos avisa, por medio de dolores u otras sensaciones, que algo no está funcionando bien. Ya sea que nuestro padecimiento tenga un origen físico o emocional, la única forma verdadera de sanarlo será escuchándolo, y para escucharlo tenemos que ser plenamente conscientes de él.
El Yoga te ayuda a mejorar tu salud
Las posturas de Yoga te sirven precisamente para eso, para conectar con tu cuerpo, para conocerlo y reconocerlo poco a poco, hasta que adquieras nuevamente la consciencia de lo que es y lo que necesita. Yoga te ayuda a estar aquí y ahora. De seguro te ha sucedido que pasas muchos días por el mismo camino pero no te das cuenta verdaderamente de cómo es, quizás hay una flor hermosa o un espacio de calma, pero sólo puedes notarlos cuando recorres ese camino con consciencia.
Lo mismo ocurre con nuestro cuerpo.
Yo he aprendido que, muchas veces, cuando siento un dolor o un malestar que no puedo explicar, el verdadero origen se encuentra dentro de mí. En esos casos, hago una pausa y en mi siguiente rutina de Yoga trabajo con ese malestar, analizándome para ver qué está fuera de lugar. Con mucha frecuencia encuentro un sentimiento de tristeza, miedo o coraje que antes no estaba ahí, o algo que tengo que decir pero que no me atrevía, y me doy cuenta de que eso es lo que está provocando mi dolor. Ya que localicé ese sentimiento negativo continuo mi rutina hasta que encuentro la manera de liberarme de él y, una vez que hago lo que me corazón me indica, finalmente el dolor se va.
En otras ocasiones, el dolor tiene un origen físico real. Puede que me haya lastimado forzándome demasiado o que un microbio malvado se aprovechara de mi debilidad temporal para enfermarme. En esos casos, el Yoga me sirve para darme cuenta de la verdadera magnitud de esa enfermedad, pues mi cuerpo sabe si puede sanarse solo o si necesita ayuda de la medicina.
La gran mayoría de las veces, nuestro cuerpo, que es perfecto, puede manejar pequeñas lesiones o enfermedades comunes; lo único que hay que hacer es escucharlo y darle lo que necesita en ese momento, quizás un caldo de verduras para el dolor de estómago, puede que tés de jengibre para combatir la gripa o alguna inflamación, o permitirle descansar hasta que se recupere, lo importante es saber entender cuándo nuestro cuerpo puede sanarse.
En los casos en que tengamos algo grave, nuestro cuerpo también nos lo dirá, y entonces deberemos ir con un profesional de la salud para que nos dé lo necesario para ayudar a nuestro organismo. Lo que debemos evitar es abusar de los analgésicos y de los antibióticos, porque nuestro cuerpo rara vez los necesita en realidad y, si lo forzamos a consumirlo, lo debilitamos cada vez más, provocando que esas medicinas se conviertan en nuestro “sustento” principal y reducimos su capacidad para sanarse.
Yoga nos sirve para tomar consciencia plena de nuestro cuerpo, para aprender a entender lo que necesita, cómo lo necesita y cuándo lo necesita. Así sabremos qué darle y mejoraremos muchísimo nuestra salud, al tiempo que nos iremos volviendo inmunes a los anuncios de los vendedores de analgésicos y medicamentos, a quienes les conviene que creamos que el dolor y la mala salud son normales.
No lo son.
Yoga nos ayuda a liberarnos del dolor y a vivir en salud.
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